domingo, 15 de marzo de 2015

PLENITUD Y MADUREZ EN LOS ADULTOS

En el mundo gran parte de los seres humanos anhelamos una vida mejor, una existencia tranquila en la que podamos disfrutar nuestro tiempo de la mejor manera posible en compañía de quienes nos aman; mientras que otras personas llegan a estar obsesionadas por el temor, la angustia y el estrés... Temores que se caracterizan por el miedo a la muerte y lo que nos pueda esperar en la otra vida, miedo a perder algo que creemos tener o a no conseguir algo que deseamos; pero si reflexionamos y tratamos de rastrear el origen de este miedo, tal vez encontremos que es el mismo miedo que sentíamos cuando de niños nos castigaban encerrandonos en una habitación, nos atormenta continuamente el temor al que dirán, vivimos sobresaltados con la idea de perder nuestra imagen y ser rechasados por la sociedad; si examinamos todo esto como adultos, nos daremos cuenta de que nuestros semejantes son tan propensos a equivocarse como nosotros y llegaremos a entender que siendo ya adultos no podemos aspirar a que todo mundo nos comprenda y nos mime como si fuéramos niños...

En la realidad y con el afán de ser honestos con nosotros mismos, si reflexionamos imparcialmente nos daremos cuenta de que cualquier estado emocional es pasajero y esto nos infundirá nuevos brios, aunque a veces cuesta trabajo aprovechar esta enseñanza pues en las horas de desaliento hasta los alfilerazos nos parecen puñaladas, pero siendo natural e inevitable que todos pasemos por esos difíciles momentos, lo importante es no perder de vista que a las sombras de la noche por muy negra que esta sea, siempre le seguirá la claridad del día, el ser humano es muy recio, puede resistir muchos golpes, derramar muchas lagrimas y sobrevivir a grandes tragedias, tenemos que aprender que la adversidad y el desaliento en realidad son episodios esporádicos de nuestra vida y no una condición permanente de la existencia... Es imperativo aprender a aplazar las recompensas, es necesario esforzarse por conseguir lo que se desea ya que nada es producto de la casualidad y si de las acciones encaminadas al mejoramiento personal y el bienestar de aquellas personas que nos aman y confían en nosotros; si queremos disfrutar del tiempo que nos corresponde es necesario abrir la mente a nuevas posibilidades y trabajar inteligentemente por nuestros anhelos...

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