El precio de la disciplina adquiere un verdadero valor, si y sólo si, la promesa del futuro es lo suficientemente atrayente, ya que para alcanzar las metas individuales siempre será más sencillo y gratificante ser jalado hacia adelante por un sueño; porque incluso sortear los retos con responsabilidad personal es mas emocionante, que ir empujando hacia los lados lo que no nos gusta de la vida, ofreciendo una queja por todo y por nada...
Es un hecho que madurar emocionalmente siempre ha de doler, porque el crecimiento, la adquisición de la abundancia personal y en todos los sentidos de la existencia requiere de disciplina para convertir al individuo en un ser humano que puede manejar el éxito; pero cuidado, porque esta opción comparte oportunidad con la decisión de conformarse con el arrepentimiento y la vergüenza de no haber siquiera intentado con toda la capacidad que se posee, y eso, también viene acompañado de dolor... Es imperativo aprender a ayudar quien así lo desee a construir su vida y no solamente a pasarla bien sin una meta...
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