Hay momentos en la vida en los que pareciera estar acabándose el suministro de energía que nos impulsa a hacer lo que nos gusta y es precisamente en esos minutos, horas o días cuando tenemos que recordar “El porqué hacemos lo que hacemos”; es natural en el ser humano experimentar esos instantes de frustración que nos impélen a la reflexión, especialmente cuando las cosas parecen no estar llendo por donde uno quiere; detener el paso reflexionar y corregir el camino es la fórmula que las personas resilientes utilizamos para mejorar y continuar el desarrollo personal, pues crecer en experiencias requiere de esos sinsabores en la vida; haga lo mejor que puede con lo que tiene ahora y siga adelante…
Ya sea que la salud física se vea afectada por un colapso nervioso de stress o simplemente la suerte pareciera haber cambiado, de cualquier manera esos episodios de baja anímica son algo inevitable para los seres humanos; sin embargo, lo que si es crucial, es evitar hacer caso a la envidia y a la crítica de la gente a nuestro alrededor; seamos compasivos, pues tal vez ellos y ellas estén pasando por su propio periodo de reto personal y la ira por medio del sarcasmo hace que algunas personas sean más tóxicas de lo que acostumbran ser; evite el sarcasmo y tampoco haga caso de la crítica, a menos que le beneficie para un cambio positivo; responder compasivamente ante nuestros propios errores construye nuestra personalidad y lo mismo sucede cuando lo hacemos con otras personas, además de que genera lealtad y agradecimiento que son las mejores interacciones positivas; esta actitud también ayuda a aprender la lección y nos impulsa a todos a mejorar por el bien común…
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