sábado, 28 de febrero de 2015

DISCIPLINA, LA BASE DE LAS BUENAS DECISIONES

Los seres humanos regularmente actuamos bajo la influencia de dos disciplinadores, estos dinamos determinan nuestras decisiones y por ende el curso de nuestra vida; por un lado "EL AMOR" que nos impulsa a hacer las cosas que creemos convenientes para nosotros y por el otro "el sufrimiento", provocado por nuestra negativa de ajustarnos a la vida, a las circunstancias, a las personas y a las cosas tal y como son.. Muy pocas personas llegan a comprender el alcance de sus decisiones mientras insisten en moldear la vida conforme a sus deseos egoístas; y no es hasta que las consecuencias de sus decisiones se manifiestan en la realidad que se ven obligados a revisar el pasado, incluso cuando se visualizan las posibilidades del presente y del futuro estamos prestos a imaginar cualquier cosa que pueda afectar nuestros intereses, pero nos olvidamos de nuestros semejantes... Debemos recordar que los sentimientos pueden motivarnos a pensar positiva o negativamente acerca de las circunstancias; me refiero a emociones tales como el miedo que llega a obstaculizar nuestra visión y limita nuestros campos de acción; de hecho algunos seres humanos espoleados por la imaginación negativa son obligados a experimentar una tendencia neurótica a maximizar el miedo hasta el grado de enfermarse en estrés...

Personalidades como las antes mencionadas fundamentan sus decisiones en el temor a perder algo que ya se tiene o a no lograr algo que se quiere; y estos patrones de pensamiento pueden arrastrarnos a tomar determinaciones que mas tarde perjudiquen nuestro desarrollo... Para mejorar nuestras motivaciones es necesario saber que la paradoja del temor es que: mientras mas cerca estemos de aquello que nos atemoriza, mientras mas conocimiento tengamos acerca de nuestros propios miedos y las causas de estos, mientras mas dispuestos estemos a enfrentar con valor eso que nos da miedo, mas seguros y tranquilos estaremos; ya que la mayoría de nuestros temores existen solamente en nuestro pensamiento, son producto de nuestra propia imaginación y creencias; ideas que con seguridad fueron inculcadas en nosotros cuando niños e incluso ahora como adultos, casi todos los temores son cortinas de humo que se extienden frente a nosotros para tratar de limitar nuestra visión acerca de la verdadera felicidad, alegría y libertad que todos merecemos en la vida y que podemos disfrutar si nos conocemos lo suficiente... Si hacemos un inventario moral de nosotros mismos con regularidad, si con valor entramos en nosotros y averiguamos de que esta hecho nuestro carácter, podremos desarrollar la habilidad de generar las ideas intuitivas que nos dirigen a tomar las decisiones mas convenientes...

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