domingo, 8 de febrero de 2015

LO QUE NOS DECIMOS NOSOTROS MISMOS

Todas las metas que realmente significan algo para cada persona representan un reto, y los retos son una constante para la existencia humana; por lo tanto las circunstancias que impulsan al ser humano a replantearse mental, física y emocionalmente cada día, pueden extender cortinas de humo que limitan la visión y provocar temor; pueden de hecho, si así lo permitimos, desvanecer los sueños que le dan sentido a la vida y generar en algunos individuos resistencia a enfrentar las circunstancias de la vida en sus propios términos; es imperativo ser conscientes de que el miedo puede ser vencido con la tranquilidad de espíritu... La capacidad de sentir temor es en cierta medida una bendición para el ser humano, porque gracias al miedo desarrollamos el intelecto, el ingenio creativo e incluso la moralidad, cualidades que nos permiten alcanzar nuestras metas...

El temor es útil cuando el peligro que enfrentamos es verdadero, pero ¿serán verdaderos todos los peligros que inspiran la mayoría de nuestros temores? Examinemos los temores que podemos llamar de primera persona: A veces nos inquieta nuestra salud, creemos que el corazón o que nuestros pulmones andan mal, que nuestra presión arterial esta muy alta o que padecemos de insomnio por que algunas noches no dormimos bien, a cada rato nos tomamos el pulso y estamos muy atentos a detectar los sintomas de alguna enfermedad en cualquier alteración momentánea, otras veces lo que nos preocupa es nuestro carácter, nos sentimos inseguros, nos quejamos a todas horas de nuestros fracasos e imaginamos que somos criticados y despreciados por los demás, esta clase de temores pueden llegar a presentarse bajo un disfraz emocional y es imperativo detectar, admitir y corregir lo que no esta bien en nosotros si queremos sentir el entusiasmo que nos impulsa a esforzarnos para conseguir lo que deseamos y que nos conviene en esta vida...

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