El cerebro humano es una maquinaria elegante que nos permite enriquecer el conocimiento sobre nuestra personalidad, nos capacita para admitir lo que estamos sintiendo ahora mismo y que tipo de pensamientos nos han traído hasta este estado emocional; El que? El cuando? y El donde? fueron generados esos pensamientos se puede encontrar utilizando la memoria por medio de un minucioso inventario moral; con este conocimiento es posible desarrollar un manejo adecuado de nuestras emociones; y no me refiero a todas las emociones, en realidad me refiero a las emociones que limitan la conciliación del sueño y la habilidad para auto motivarse, que no es otra cosa que la capacidad que nos impulsa a persistir en los retos que cada persona individualmente escoge...
Una vez que se han identificado la emocionalidad individual y el impulso que activa nuestras actitudes, podremos administrar mejor nuestra capacidad de aprendizaje sobre las experiencias ajenas y las propias; podremos si así lo deseamos restringir las emociones que inhiben nuestra visión de las recompensas que ofrecen la disciplina y el sacrificio... Aprender a aplazar las gratificaciones, desarrollar la habilidad para inhibir las emociones destructivas e incrementar la capacidad de enfoque y ejecución de tareas de manera efectiva es un resultado del habito; los buenos hábitos generan disciplinas positivas y estas incrementan los estímulos emocionales que elevan la mente hacia la realización de nuestras metas... Aquellos que rechazan las buenas disciplinas en su vida por pereza, negligencia o ignorancia, también cosechan en tiempo y forma los frutos que provienen de las semillas de sus propias actitudes...
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