El entusiasmo recibe su energía de la capacidad humana para enfrentar los retos y los llamados fracasos, tal como lo hace el niño que después de una caída se levanta, sacude sus rodillas y sigue en la jugada; en otras palabras, la energía creadora y revitalizadora en nosotros los seres humanos puede muy bien brillar durante y después de un contratiempo o desilusión; en vez de sentarnos a pensar egocentricamente en la derrota y renunciar con la mirada al piso y las manos hacia abajo, como queriendo apagar una decisión que no tuvo suficiente compromiso; enrollemos las mangas de la camisa para poner manos a la obra y simplemente cambiemos de dirección para continuar mejorando...
Debemos admitir que los seres humanos podemos iniciar el día cuantas veces sea necesario y también podemos ayudar a otras personas a persistir y mejorar; y aunque somos todos distintos, eso no significa que debamos ser distantes e indiferentes; muy bien se pueden cambiar las circunstancias personales y desarrollar el carácter si cambiamos la dieta mental; somos todo lo que sucede en nuestra mente y nuestros estados emocionales son el reflejo de nuestros pensamientos dominantes; una de las mejores maneras de alimentar la mente y generar emociones de calidad, es el servicio a los demás; en realidad existe poca diferencia entre quien no sabe compartir, servir o ayudar y quien no quiere hacerlo, los resultados en la vida parecen ser los mismos, una existencia poco fructífera; cuando nos asociamos conscientemente con gente optimista, el cuerpo se rejuvenece; luego entonces cada uno de nosotros es el único generador de su experiencia personal...
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