Recientemente conversando con un buen amigo mío surgió en la plática la importancia de reconocer la responsabilidad que le pertenece a un líder de asumir los errores que se cometen ocasionalmente en su equipo y que ciertamente corresponde a quienes participan en la toma de decisiones el solucionarlos; tengo que reconocer que la sofisticación del carácter que se va desarrollando en algunos líderes a base de disciplina es verdaderamente admirable e inspirador; es un placer colaborar con un guía que cree en la responsabilidad que le pertenece como líder cuando uno de los miembros de su equipo se equivoca y no solamente eso, sino además su disposición para reflexionar, admitir y corregir el error...
Recibir los beneficios de las virtudes que otras personas han estado cultivando es tan satisfactorio para uno, como lo son las recompensas de las propias disciplinas; no todo en la vida puede ser una crítica dura, acusatoria y quejumbrosa, es necesario admirar, valorar y elogiar las virtudes y las acciones de las personas con quienes convivimos; el liderazgo es un camino de dos vías y reconocer pro activamente las habilidades de quienes colaboran en el éxito, así como las de el líder contribuye a la generación de un ambiente saludable y motivante; entiendo que el ego en ocasiones nos impide de manera irracional reconocer los valores en otras personas debido a qué tal vez no nos gusta vernos aventajados por los demás y se tiene la falsa creencia de que si les decimos lo buenos (as) que son para algo, eso disminuiría de alguna forma nuestras propias ventajas, sin embargo, no hay nada más limitante para quien está sofisticado su carácter...
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