La clave es “el porque”; por qué hacemos lo que hacemos? Que nos mueve a tomar ciertas decisiones? Porque pertenecemos a los grupos sociales en donde se desarrollan nuestras actividades productivas e incluso las que no son tan productivas? Me parece en verdad impresionante la manera en la que los ambientes nos influencian a desarrollar o cambiar hábitos en nuestra vida; rodearse de personas que llevan en su vida hábitos malsanos termina por llevarnos de la mano a adoptar algunos de esos hábitos, sino es que todos ellos y esta ley aplica también cuando nos unimos o formamos grupos y equipos que por voluntad propia tienen el hábito de mejorarse a sí mismos con actitudes repetidas y persistentes...
Lo más emocionante e inspirador es que estos ambientes de progreso, desarrollo y productividad comunitarios se pueden crear a partir de “un porque en común”, un porque tan poderoso e inspirador que permita a los participantes disfrutar de sus habilidades personales cuando están cumpliendo responsablemente con los procedimientos que les llevan a alcanzar las metas en común; debemos admitir que cuando las habilidades individuales se convierten en una herramienta para llevar a acabo el éxito de un bien común, es mucho más probable que los hábitos personales y tambien los grupales se desarrollen de manera que los individuos se vean, se sientan y actúen con orgullo debido a su pertenencia al grupo que ostenta un ideal en donde los esfuerzos de uno más uno significan mucho más que dos...
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