La formación del carácter nos obliga a observar con detenimiento el ambiente emocional que envuelve la toma de decisiones personales importantes en la vida, este entorno tiene que ser analizado y preparado con cuidado individualmente; su fundamento debe ser la reflexión consciente, la compasión, la verdad y la aceptación; ademas de que tiene que hacerse libre de prejuicios; especialmente cuando las determinaciones que se han de tomar afectan de alguna manera la vida de la gente con quien se interactua, ya sea la familia, la pareja, el grupo de amigos o el clima laboral...
Las ideas egocéntricas que surgen de la mente cuando se esta bajo la presión del temor, la ira y el resentimiento pueden procurar únicamente el beneficio individualista del ego y afectar el bienestar común; si estos pensamientos carecen de cuidado y templanza, llegan a engañar a tal grado que parece que las decisiones están protegiendo genuinamente la personalidad y su reputación, cuando en realidad es la vulnerabilidad emocional lo que orilla a las determinaciones bajo el mando de los propios defectos de carácter y estas acciones pueden fácilmente afectar años de relaciones interpersonales sanas, desintegrando la unidad en cualquier ambiente social...
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