La razón de vivir es la productividad y por ese motivo es importante admitir que la sofisticación del carácter es un arte que se puede aprender, es un estilo de vivir, es la capacidad de tener un impacto positivo en la vida... Ser y hacer menos de lo que uno puede, confunde a la mente, genera frustración; es imperativo auto educarse y practicar lo comprendido hasta convertirse en un ser tan habilidoso que sea posible sacar lo mejor de cada circunstancia; se debe dar valor a la propia vida desarrollando la personalidad con el aprendizaje que permite al hombre y a la mujer cultivar una filosofía personal superior, filosofía que solo se puede desarrollar con la lectura de los buenos libros y con el pensar correctamente; así es como se genera un cheque verbal que se puede cobrar en los momentos apremiantes, en donde la comunicación con otras personas resulta crucial para la consecución del bien común; en realidad de nada sirve iniciar una nueva dieta o un nuevo proyecto sin antes empezar al cambiar uno mismo el patrón de pensamientos con el desarrollo del propio carácter...
Debemos reconocer que la buena comunicación de uno hacia uno mismo y de uno hacia los demás requiere de interés acerca de la vida y de la gente, es necesario sentir fascinación por lo que pasa y como esto esta sucediendo, el porque de las circunstancias, el porque de las personas y el porque las cosas son como son, debemos intentar convertir la frustración personal en la disciplina del aprendizaje y actuar con sensibilidad, porque sentirse conmovido, impresionado por los detalles es una forma de la sabiduría... El movimiento, el ir de aquí para allá no se puede confundir con el rendimiento, porque la productividad del ser humano es insuperable, forma parte integral de la filosofía personal, provoca al individuo a hacer cosas ordinarias, extraordinariamente bien; sin embargo, no se puede dar lo que no se tiene y por ese motivo, la preparación, la lectura y el estudio de lo obvio son tan importantes; de hecho, los verdaderos valores de la vida vienen por contraste, debemos encontrar el aprendizaje en las experiencias que nos hacen más sensibles, hasta el grado de comprender verdaderamente la diferencia tan grande entre el fracaso y el éxito...
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