Las ideas que forman nuestro carácter nos permiten saber que llegaremos, la pregunta es: a donde? Las ideas que se acumulan con las experiencias forman la filosofía personal que determina el destino del hombre, mientras que la actitud es el reflejo de cómo nos sentimos acerca de lo que hacemos con esas ideas; los pensamientos y la actitud representan la formación de la personalidad cualquiera que esta sea; muy bien podemos admitir que la percepción de los valores en la vida requiere de un balance mental, emocional, físico y espiritual, pero qué pasa cuando la balanza está un poco desajustada y la filosofía personal le sigue llevando a uno a donde no quiere ir? La capacidad de percibir la promesa del futuro es una habilidad que tiene que desarrollarse disciplinadamente antes de poder ser compartida y todo lo bueno qué hay en uno mismo tiene que ser compartido si queremos conservarlo; esta es una de las paradojas de la naturaleza humana... En realidad no se requiere de obligar a nadie a que lea, estudie o aprenda cómo vivir mejor; en vez de eso, es necesario desarrollar la capacidad de mostrarles efectiva, honesta y eficazmente la promesa de un gran futuro; este es el verdadero poder de una filosofía refinada...
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