viernes, 27 de diciembre de 2019

LA CRÍTICA QUE DESTRUYE Y LA QUE EDIFICA

Observando con cariño a mi padre y a mi madre me doy cuenta de que han pasado los años y su comportamiento sigue siendo de mucho cariño hacia mi, parecen no juzgarme y no ponen trabas cuando algo necesito, tienen un ánimo que parece indestructible y están prestos para dar una palabra de aliento la necesite o no y yo en ocasiones tiendo a criticar el hecho de que ya no reaccionan de la misma forma como hace algunos años y que no me dan las respuestas que espero escuchar de ellos, que su habilidad para anticipar y prevenir las situaciones ya no es tan efectiva como me parecía antes y ustedes se preguntarán, porque los juzga de esa forma si lo tratan con tanto cariño? porque piensa así? Y yo respondo, nunca se los digo y los trato con cariño, soy un ser humano perfectible que quiero seguir creciendo en capacidades emocionales y por eso me fascinan los temas sobre los que escribo...


Todo este teje maneje del comportamiento es únicamente una parte de mi percepción del mundo en que vivimos, sin embargo, estos mismos juicios suceden en el ambiente laboral y con las demás personas con quienes interactúamos en la sociedad, les criticamos como si hubieran perdido la capacidad de complacer las exigencias del momento o simplemente como si no quisieran llevar a acabo las tareas que les competen e incluso hay quienes van más allá y se los dicen sin señales de empatía, sin reparar en su propia experiencia y comportamiento, sin compasión... Estas actitudes pueden destruir poco a poco la auto estima de una persona, aún cuando esto no se quiere aceptar; esto es parecido a la tortura que ejerce la caída de una gota de agua constante sobre un punto fijo y que en la superficie de una placa de acero después de un tiempo esta gota termina por deteriorar la integridad del acero...

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