La promesa o recompensa por las disciplinas que uno mismo se impone para mejorar constantemente tiene que representar una causa justa, tan justa que le impulse a uno a levantarse entusiasmado (a) de la cama cada mañana sin la necesidad de un despertador, a hacer ejercicio físico en algún momento del día, a estudiar acerca de las actividades económicas que nos motivan en la vida y a socializar el conocimiento de lo que se ha estado aprendiendo para que le sirva a otras personas como ejemplo de lo que se puede conseguir si uno se lo propone...
Ser asertivos y receptivos significa no solamente aleccionar a nuestros hijos, seguidores o compañeros de trabajo sobre lo que hemos hecho para mejorar, significa también escuchar y aprender de las experiencias ajenas para ahorrar el tiempo que ha sido empleado en esas otras experiencias; al ser uno asertivo se convierte en maestro y cuando somos receptivos, estamos participando como aprendices de otras personas que seguramente también tienen aciertos y errores que nos pueden ayudar a desarrollar la promesa que nuestra propia vida nos hace cada día; deje ya de sentir solamente sus emociones y empiece a llevarlas a la acción en favor de una mejor versión de usted mismo (a)...
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