Un ser humano empieza a ser pleno y congruente con su naturaleza cuando para de lamentarse y maldecir por lo que le ha tocado experimentar en la vida, cuando comienza a considerar la justicia, la verdad y el amor como las verdades eternas de la vida; es entonces y solo entonces que la plenitud es posible, porque ha comprendido cuales son los valores gobernantes del universo en que vivimos... La ignorancia y la condescendencia, es decir, querer quedar bien con los demás, son los dos extremos de la miseria personal y ambos son igualmente terribles, son el resultado de un desorden emocional que mantienen al hombre y a la mujer alejados del gusto por vivir los detalles de su propia existencia... Un individuo está correctamente adaptado a la vida hasta que es un ser saludable, responsable, próspero, feliz, alegre y libre...
Estas habilidades son el resultado de la armonía entre su mundo interior y exterior, representan la congruencia del hombre y la mujer con su entorno... Cuando el ser humano cesa de acusar a otros como la causa de su situación, empieza a reconstruirse a sí mismo y sus pensamientos son nobles y positivamente poderosos; es entonces que deja de luchar contra las circunstancias y empieza a utilizarlas como herramientas de aprendizaje para progresar más rápido, las usa como un medio para descubrir su capacidad y las posibilidades ocultas dentro de sí mismo... En resumen: Los seres humanos progresamos emocionalmente cuando aceptamos el dolor y no el sufrimiento como un medio de aprendizaje y crecimiento, cuando nos sobreponemos a las circunstancias con acciones positivas y con gratitud por la posibilidad de simplemente ser nosotros mismos envueltos en esta nuestra naturaleza tan maravillosa...
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