viernes, 17 de agosto de 2012

LA CATARSIS, SINONIMO DE SALUD EMOCIONAL


Sabemos que las emociones reprimidas, a la larga, se pueden transformar en enfermedades físicas o morales y esto arroja mucha luz en relación a la manera en que cuidamos nuestra tranquilidad emocional en los momentos que nos aflige la perdida de un ser querido; ha sido comprobado por la medicina, que al reprimir la manifestación de un dolor sincero y profundo, al paso del tiempo se desencadena una reacción enfermiza... Puede ser que años después de la muerte de un ser querido, algunos individuos se vean aquejados por graves enfermedades o por una agobiadora melancolía, al animar a estas personas a desahogar la pena y la angustia que debieron estallar al momento de ocurrir la desgracia se han logrado sorprendentes recuperaciones, tanto del cuerpo como de los estados emocionales y del alma, que absurda es la idea de que debemos ser capaces de reprimir nuestros sentimientos, lo que deja profundas cicatrices en el alma, no es el permitir que las penas se manifiesten, sino el impedirles que encuentren una salida...

En los momentos de duelo, la norma de conducta debe ser la de dar rienda suelta a la aflicción, en la medida en que nos lo dicta el corazón, que no nos avergüence sentir el dolor, por que solo expresandolo podremos sanar emocionalmente de nuestras heridas... Los descubrimientos de la psiquiatría respecto a la importancia que tiene el manifestar nuestra penas en vez de ocultarlas, hablar de ellas en vez de acallarlas, nos permiten regresar poco a poco de ese aislamiento en el que nos sumió el dolor, regresar a la comunicación activa de la vida diaria; recordemos la sabiduría intuitiva que poseían los maestros de los pueblos antiguos de todo el mundo acerca de la naturaleza humana y que hemos olvidado a causa de la serie de complicaciones  que nos impone la vida moderna, a través de la historia se puede observar la espontaneidad con la que algunos importantes y valientes personajes de la humanidad manifestaron su malestar sin recatarse de nadie, no les avergonzó el lamentarse frente a los demás desgarrando sus vestiduras y hacer penitencia en publico, lamentablemente en nuestra época, estas manifestaciones de emoción son mal vistas, pero es prudente considerar que el desahogo de las penas encierra cierta virtud curativa y que el abstenerse de hacerlo trae a la larga consecuencias verdaderamente funestas... 

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