El miedo es una hebra emocional que se entreteje en nuestras vidas, así que cuando nos asedian el temor y las preocupaciones, es imperativo estar conscientes de que estos pueden ser vencidos con la tranquilidad de espíritu; de hecho, la capacidad de sentir temor es en cierta medida una bendición para el ser humano, muchas veces, gracias a ella desarrollamos nuestro intelecto, nuestro ingenio creativo e incluso nuestra moralidad, el miedo es útil cuando el peligro que enfrentamos es verdadero, pero ¿serán verdaderos todos los peligros que inspiran la mayoría de nuestros temores? Vamos a examinar los temores que podemos llamar de primera persona, a veces nos inquieta nuestra salud, creemos que el corazón o que nuestros pulmones andan mal, que nuestra presión arterial esta muy alta o que padecemos de insomnio por que algunas noches no dormimos bien, a cada rato nos tomamos el pulso y estamos muy atentos a detectar los sintomas de alguna enfermedad en cualquier alteración momentánea, otras veces, lo que nos preocupa es nuestro carácter, nos sentimos inseguros, nos quejamos a todas horas de nuestros fracasos e imaginamos que somos criticados y despreciados por los demás, esta clase de temores pueden llegar a presentarse bajo un disfraz emocional...
Por ejemplo: La desconfianza en nosotros mismos, se puede disfrazar de un temor enfermizo a las grandes alturas, a los espacios cerrados o miedo a realizar actividades en las que ya tenemos experiencia, el miedo también puede tener la apariencia de un padecimiento físico; en la ciencia medica, la medicina psicosomática nos habla de que muchas enfermedades, desde un simple catarro hasta una complicada artritis pueden atribuirse a desordenes psíquicos, pues es mas fácil tener achaques que tener fortaleza, la delicada salud de muchos enfermos crónicos de acuerdo a las investigaciones científicas de la medicina, no es mas que un artificioso disfraz de sus arraigados temores, esa sensacion de inseguridad que a veces nos invade, proviene probablemente del temor que sentiamos de niños cuando en realidad eramos débiles e incapaces; sabíamos que habia una gran diferencia entre nuestra debilidad y la fuerza de las personas mayores, aun que esa diferencia desaparece a medida que maduramos y nos hacemos adultos, el niño que habita en nosotros esta siempre atento para hacernos pagar una y otra vez por las culpas y los errores del pasado que ya dabamos por olvidados... Es una responsabilidad individual el liberarse del virus del temor en la medida de lo posible para cada uno de nosotros y hoy es un buen momento para comenzar...
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