La frustración que se experimenta cuando vemos disminuido el entusiasmo por nuestros esfuerzos para cumplir con los propósitos de principios de año se debe mas que otra cosa a las limitaciones provocadas la pereza y la intolerancia a la disciplina en nuestras vidas; debemos ser conscientes de que la debilidad en el carácter disminuye la esperanza por lograr nuestros objetivos, especialmente cuando nos asaltan nuestros propios defectos de carácter mientras estamos descuidados y durmiendo en nuestros laureles...
Pensar en todo el trabajo que tenemos que llevar a acabo durante el año para lograr los resultados tan deseados solamente genera apatía, por lo tanto es necesario reconocer que son las pequeñas tareas de un día a la vez las que nos impulsan paso a paso al cumplimiento de nuestras metas y que son esas tareas las que nos llevan a realizar las grandes hazañas en nuestra personalidad, es imperativo aceptar que los resultados que ansiamos nos eluden en los tiempos esperados debido a que nuestras expectativas están basadas en todo o nada y para el jueves, en vez de construir nuestras metas como una edificación hermosa y duradera para la posteridad, ladrillo por ladrillo, un día a la vez...
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