miércoles, 9 de mayo de 2012

LIBERACION DE LOS IMPULSOS DE IRA

Era una mañana común en el trabajo en el que me desempeñaba como asesor financiero para una empresa turística, cuando de pronto se me acerco un joven que acababa de tener una fuerte discusión con otro compañero de trabajo. Lo cual no me sorprendió en lo absoluto, pues este tipo de eventos son comunes en los lugares laborales en los que el estrés es un elemento cotidiano. Le pedí que me explicara por que había sido la discusión si así lo creía conveniente. Y su respuesta fue sorprendente, me dijo que no era posible que ese otro compañero siempre quisiera tener la razón, y que todo había empezado cuando aquel compañero le había pedido ayuda exigiendo que le ayudara, pero que el le diría como hacerlo... Yo creo que todos conocemos esa personalidad en alguno (s) de nuestros allegados... Y la película corre con su manera de actuar mas o menos así: Ayúdame, pero yo te digo como...! Así que cuando el que sabia se acerco a ayudar, fue recibido por el otro que le decía que todas sus sugerencias estaban equivocadas, el joven decidió negarse a continuar ayudando y el otro compañero en cuestión de segundos arremetió a insultos contra el joven, asegurando que era un malagradecido. Y le recito todos los insultos en su repertorio. A lo que el joven respondió con una media vuelta alejando se de la confrontación. Yo le pregunte bastante irritado por que lo había hecho en lugar de defender se... Y el me respondió: yo creo que la ira es personal, y todos estamos expuestos a ser impulsados por ella como una catapulta al rompimiento de la paz emocional. Así que yo decido que cada quien se quede con las emociones con las que quiere vivir... Ese fue el fin de nuestra conversación, y desde entonces cada mañana al empezar el día me repito a mi mismo, que es seguro que me encontrare con la ira de algunas personas durante el día y que yo "no aceptare la invitación" a su fiesta... Mi decisión al empezar mi día es: yo soy el poseedor de mis pensamientos y emociones, puedo empezar el día cuantas veces sea necesario...! Para practicar este ejercicio emocional lo único que se requiere es tener un instante de claridad antes de responder a la exigencia de la ira. Alejarme del lugar en cuestión y tomar unos minutos para meditar en un lugar aislado. Y entonces regresar a un día completamente nuevo, estoy seguro que no existe tal cosa como: Hoy me levante con el pie izquierdo, así que será un mal día... La formula es: Pare, reflexione y corrija... Soy extremadamente afortunado por ser consciente de este maravilloso principio espiritual...!

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