lunes, 1 de abril de 2013

LOS DOS RETRATOS DE NUESTRA PERSONALIDAD

Para quien practica el inventario moral de si mismo (a) será sencillo identificar los dos extremos de la propia personalidad del ser humano descritas en algunos libros, "El hombre y el monstruo"... En este articulo quiero aclarar que cuando me refiero a que el ser humano debe quererse a si mismo, no quiero decir que debe mimarse o endiosarse, pero eso si, que el amarnos a nosotros mismos es indispensable para llevar una vida moral y fructífera... Son muchas las maneras en las que menospreciamos a nuestra propia persona; una es, el creernos inferiores a los demás, frecuentemente les atribuimos una superioridad que solo es imaginaria, exageramos sus cualidades y ante ellas hacemos resaltar con saña nuestros defectos, el engaño esta en que juzgando al prójimo por las apariencias, pensamos que es cierto eso de su firmeza de carácter, su perspicacia, su visión o su gran experiencia, si observáramos mas profundamente, nos daríamos cuenta de que todos nuestros semejantes, aun los que parecen mas admirables, llevan en el alma las cicatrices de algunas derrotas y esto nos ayudaría a ser menos severos al juzgar las nuestras...

A quienes van por la vida abrumados por la idea de que son inferiores a los demás yo les diría: Viendolo bien, tu eres bastante capaz, nadie que te conozca puede decir que no hayas sido aunque sea en cierta medida, prudente y afortunado (a), el haber logrado que tu vida sea cuando menos tolerable, es prueba de que sabes conducirte, ademas a tu alrededor hay personas que te estiman y te quieren, así que despierta, quítate ya esos lentes ahumados del pensamiento, ocupa el lugar que te corresponde y convencete de que "tu eres capaz de enfrentar cualquier dificultad"... Por lo general todos pintamos dos retratos de nuestra propia personalidad y luego los guardamos por separado para no mirarlos al mismo tiempo, uno de esos retratos tiene agradable colorido, seduce a la vista, en el nos reflejamos adornados con todas nuestras cualidades, el otro es de tonos sombríos y nos muestra con todos nuestros defectos, los dos retratos son exagerados y no son fieles a nuestra verdadera imagen, es mas, no deberíamos guardarlos por separado, sino juntos, para mirarlos día tras día hasta que acaben fundiendose en uno solo, para entonces conocer nuestro verdadero retrato, la justa dimensión de nosotros mismos, sin agrandar ni disminuir lo bueno, sin atenuar ni exagerar lo malo, un retrato fiel y nada mas...

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