Un amplio porcentaje de las enfermedades del ser humano se cosechan en el campo de la inconciencia emocional, ciertas experiencias sentimentales de la vida pueden contribuir al desarrollo de afecciones corporales y mentales graves, así opinan algunos médicos... Por ejemplo: Infarto al miocardio, las gastritis, ciertas afecciones dermatológicas, ataques de pánico, depresión y la hipertensión arterial, son algunas de ellas, el cuerpo se expresa y lo que no se dice verbalmente con la voz se dice con un síntoma en el cuerpo, en este sentido muchas enfermedades se relacionan con el estrés que es la alteración física o psíquica de un individuo que exige a su cuerpo y mente un rendimiento superior al normal... Un gran número de cuadros enfermizos tienen como antecedente cierta carga emotiva, lo que significa una realidad para quienes han padecido afecciones cardiacas y lo mismo ocurre cuando se le pregunta a quien sufre de gastritis y otras enfermedades del aparato digestivo, que por cierto la clínica médica ya considera como psicosomáticas...
Algunos médicos confirman que también integran esta categoría el colon irritable, las alergias, ciertas enfermedades de la piel, la hipertensión arterial, la migraña de causa psíquica o jaqueca y otras... El equilibrio mente, cuerpo, emociones y espíritu es uno de los factores más importantes para crear inmunidad en nuestra vida y para lograr esta armonía no solamente necesitamos ejercitarnos físicamente, pensar bien, dormir bien, alimentarnos bien y serenar la mente, sino también integrar adecuadamente nuestras experiencias afectivas y reconocer nuestras propias emociones para así poder "prevenir" actitudes virulentas en el terreno de lo emocional... "Un inventario moral, personal, honesto y oportuno" puede permitirnos ver cual de nuestros instintos naturales se descoyunta con mas recurrencia en nosotros y que puede ser el que mas dificultades nos provoca durante el diario vivir... Así que en el campo de la inteligencia emocional una de nuestras mejores herramientas puede ser el detener la acción que estemos a punto de llevar a acabo, si no estamos seguros de que sea lo conveniente, debemos reflexionar acerca de nuestros motivos para esa acción, después, "validarlos o no" y corregir nuestra actitud para continuar viviendo felices, alegres y libres...
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