Todas nuestras capacidades son puestas a prueba cuando alguien o algo toca nuestros sentidos, provocando en nosotros que la película de eventos pasados, ajenos y propios pongan en marcha nuestras habilidades intelectuales para enlazar, separar, analizar, comparar y así elaborar las impresiones sensibles (emocionales) que nos ayudan a prevenir o solucionar eventos desagradables; a este proceso se le conoce como experiencia... Pero que sucede cuando algo que no aceptamos por soberbia, ni reconocemos por ignorancia nos lastima una y otra ves? Como actuar si no se nos ocurre una manera correcta para enfrentar la situación por falta de experiencia?...
Tenemos realmente que atravesar el camino del sufrimiento para conseguir el aprendizaje como algunos afirman? La respuesta puede ser enfática a estas cuestiones, y es: "NO" El dolor es la piedra angular del crecimiento personal, pero el sufrimiento es opcional, es decir, el evento puede lastimar física, mental y emocionalmente hasta que con valor aplicamos una solución al asunto en cuestión; mientras que el sufrimiento es generado cuando por negligencia, pereza, postergación y soberbia nos aferrarnos a una misma forma de reaccionar una y otra vez esperando resultados diferentes... Humildemente debemos aceptar que la experiencia pude estar en manos de otra persona y que quizá nos convenga escuchar lo que se nos puede compartir para elaborar nuestras propias soluciones y así generar nuevos conocimientos...
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