La inspiración que genera el sano juicio y un corazón libre de egoísmo puede proporcionarnos el entusiasmo, el valor y la fortaleza necesarias para disfrutar cada día llenos de actitud positiva, mesura y autoestima, sin embargo, algunos de nosotros para llegar al convencimiento de que es conveniente meditar unos minutos cada día, hemos tenido que ser orillados por nuestras acciones a responder a los únicos disciplinadores que necesitamos los seres humanos: "El amor" que nos impulsa a hacer las cosas que creemos convenientes para nosotros y para aquellas personas que nos aman y el "El sufrimiento" que nos provoca nuestra propia negativa de ajustarnos a la vida en sus propios términos... En el mundo emocional esa idea intuitiva de arranque para cada jornada, puede manifestarse unos instantes después de pasar un tiempo en callada expectación...
La respuesta a nuestra comunicación con ese poder individual, pero universal como cada quien puede concebirlo; regularmente es esa idea inspiradora que llega a la consciencia en forma de un acontecimiento agradable, un pensamiento de entusiasmo o en el encuentro con otro ser humano... Lo único que se necesita para conseguir la chispa energética del día es invertir unos minutos para un procedimiento sencillo y habitual durante la mañana... Es imperativo tener la intensión de hacer lo correcto para el día en todos nuestros asuntos, es decir, eso que conviene al bienestar común... Practicar la expectación paciente de una respuesta emocionalmente inteligente que convenza al intelecto es una forma de meditación, es algo que siempre puede perfeccionarse cada día más, no tiene fronteras en amplitud o profundidad; ayudados por las enseñanzas y el ejemplo que podamos encontrar en la literatura y la historia de la humanidad, la meditación es esencialmente una aventura individual, algo que cada uno de nosotros va logrando a su manera...
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