En el momento en que uno mismo se hace consciente de los deberes que nos impone el trato con los demás, se desarrolla la capacidad de llevarse mejor con la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo, incluso con nosotros mismos; los seres humanos claro que buscamos sentir la seguridad de tener un techo y el sustento diario, pero nada anhelamos tanto como el vernos tratados con bondad; cuando la sociedad esta en crisis por algún desastre natural, se reaviva en las personas la inclinación hacia la bondad y esta se manifiesta en el buen trato general, pero en las épocas normales no sucede lo mismo, nos comportamos de manera autoritaria y prepotente, maltratamos al encargado de la tienda, al mesero del restaurante, a nuestros propios empleados o compañeros en la oficina o el taller, incluso a nuestros seres queridos...
La verdad es que no se puede llamar empático a quien olvida que todos somos de carne y hueso como los demás; es un hecho para la humanidad el que cada persona se afecta emocionalmente con motivadores diferentes para cada uno, algunos hombres y mujeres entran en pánico por la falta de los bienes materiales, mientras algunos otros se atan emocionalmente a otra persona, pero ambas dependencias son malsanas y se convierten en una toxina para la sociedad, cuando por esas causas afectamos a otro ser humano, cuando nos olvidamos de la bondad en el trato con nuestros semejantes, estamos conspirando contra nuestra propia tranquilidad emocional, debemos comprender que la dignidad del alma humana reside en la manera en que tratamos a cualquier persona que se cruza por nuestro camino, especialmente aquellas personas a quienes amamos...
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