Los mentores no están presentes con nosotros cuando las circunstacias de oportunidad o desafío se presentan y uno mismo tiene que enfrentar los hechos y aprovechar el reto o simplemente aceptar los inevitables de la vida; es en estos momentos en donde uno tiene que sacar a la luz todas las enseñanzas y aprendizajes que acuñamos de esas personas que con amor nos han brindado sus experiencias y habilidades para hacer lo propio; es ahora cuando le damos crédito a las palabras de papá y mamá, los abuelos y a ese gran amigo (a) y compañero (a) que como mentor nos ha enseñado su mejor versión de sí mismo (a) para enfrentar y disfrutar la vida...
Los momentos de incertidumbre hacen más positivo cualquier proceso y si alguna vez nos habíamos preguntado cuándo sería el mejor momento para ser la mejor versión de nosotros mismos, ese momento es este; el tiempo de calidad con la familia es un valor muy elusivo y tiene que ser aprovechado al máximo; no es necesario ganar cada discusión, tal vez ni siquiera son importantes los temas de los desacuerdos, hagamos a un lado esa loca idea de que tenemos siempre la razón, evitemos desacreditar las ideas de los demás, cada persona tiene derecho a opinar y dirigir su vida como mejor le parezca; y si está afectando el bienestar común, entonces dialoguemos, el diálogo es un camino de dos sentidos en común, seamos emocionalmente inteligentes y pongamos la verdad como la única prueba de nuestra filosofía...
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