No basta con aparentar lo que uno quiere ser y mirar a los demás por encima del hombro, para sentirse superior; en realidad no deberíamos molestarnos por las preguntas que nos hacen en casa aunque nos parezcan obvias, incensatas o inocentes, es emocionalmente inteligente ser más compasivos y amorosos si queremos progresar y sobreponernos a este reto inevitable de la vida; el concepto de actúa como si ya lo tuvieras o como si ya fueras la persona que quieres ser, requiere de actitudes en favor de las personas con quienes interactúanos, requiere que agreguemos valor a sus vidas y al bien común; cuando esto se comprende y se practica, uno mismo se catapulta de la ética del parecer a la ética del ser...
Los pensamientos correctos dan lugar a una actitud positiva y esta combinación genera acciones que favorecen al bien común, que es tan importante, sobre todo en estos momentos; el efecto enriquecedor de la amistad, el cariño y el respeto se gana por medio del ejemplo; en realidad no es necesario exigir el reconocimiento de los demás cuando se brilla con luz propia; debemos ser empáticos entre nosotros y mostrar un interés genuino por las personas con quienes estamos fraternizando en estos días si queremos mitigar la indecisión, la incertidumbre y el temor en ellos y en nosotros; pero para hacer todo esto es necesario conocerse uno mismo, sin embargo, quien quiere entrar en si mismo? El miedo dice, no te atrevas a entrar aquí, mientras el ego advierte, no es necesario que pases por aquí; ambas alternativas pueden si se les permite acabar con el deseo de superar cualquier desafío; el desarrollo personal, la madurez y el amor no se pueden simular, estos son valores agregados por cada uno de nosotros a este día...
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