El manejo inteligente de las emociones o civilidad, empieza en uno mismo y representa nuestra versión personal hacia la vida; la educación a la que cada persona es expuesta durante su niñez y adolescencia termina formando la primera filosofía con la que un adulto inicia su vida y regularmente esta instrucción ha sido obligada desde afuera por otros adultos y las instituciones dedicadas a educar a las personas de cada sociedad, sin embargo, es en el otro estilo de instrucción, es decir, en la auto educación en donde se impulsa la formulación de nuevas ideas y creencias que le han de llevar a uno hasta donde quiere llegar; así también, el descuido de esta preparación que debería de ser una constante para toda la vida le puede llevar a uno hasta donde no quiere ir...
Los hábitos negativos, así como las disciplinas creadoras del bienestar se afectan entre si; existen personas que por donde pasan dejan relaciones interpersonales lastimadas, la vivienda que arrendaron hecha un caos, sus asuntos laborales a medias o completamente arruinados, bueno, hay quienes son incapaces de regresar y poner la bolita de papel que no encestaron en el basurero y esa actitud también es una manera autodiseñada de hacer las cosas, una filosofía de vida; también existen las personas que cuando tienen contacto con algo, lo dejan mejor que como lo encontraron, realmente agregan valor a la vida, le dan un sentido positivo a su existencia social y lo hacen sin esperar un aplauso, sin reconocimiento, lo hacen en esos momentos en los que nadie les observa; a ese estilo de vida lo caracteriza una filosofía llamada, civilidad...
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