Esta mañana tendré la oportunidad de participar como orador en una conferencia para una "Empresa Turística", en donde los asistentes se han desarrollado a lo largo de su vida en diferentes profesiones, incluso algunos de ellos y ellas estudiaron una carrera con la que pensaron llegar a la meta que sus padres o ellos mismos se trazaron, sin embargo, en algún punto de su desarrollo humano, no se por que razones, decidieron cambiar el rumbo de su desempeño productivo y corrieron el riesgo de hacer lo que su intuición y su deseo por superarse les han señalado como lo correcto, ahora hacen lo que por convicción les gusta y disfrutan como su profesión... Nunca es tarde para realizar un sueño, todos tenemos la capacidad de poder decidir si esto o aquello nos gusta mas de lo que hacemos ahora, pero sobre todas las cosas, podemos escoger lo que mas nos conviene a nosotros, a nuestros seres amados y ademas traerlo a la realidad con acción... Una vida productiva es aquella que se vive disfrutando todo lo que hacemos y que tiene un beneficio para los demás y para nosotros mismos; es imprescindible aceptar que cuando damos es precisamente cuando conservamos, o recibimos mas de lo que siempre estemos dispuestos a entregar de nosotros mismos...
Es maravilloso saber que no tenemos que distinguirnos, en una forma especial entre los seres humanos para ser útiles y felices, lo único verdaderamente necesario es vivir cómodamente en este traje de carne y hueso que nos sirve como vehículo en la vida... Cuando somos serviciales por nuestro propio gusto, cuando resolvemos o aceptamos nuestras dificultades, cuando por convicción admitimos nuestras responsabilidades y cumplimos con ellas, podemos estar convencidos, hombres y mujeres de que estamos en el camino correcto... Algunos de nosotros tenemos la fortuna de llegar a ser prominentes jefes, propietarios de una empresa o quizá a desempeñarnos en lo que mas nos gusta y satisface emocionalmente en la vida y que nos permite ser productivos en la sociedad, sin embargo, la mayor de nuestras recompensas, sobre todo para quien se conoce a si mismo (a), es saber que en nuestro hogar, o en el mundo, somos importantes ante los ojos de quien nos ama... Compartir con los demás las capacidades, habilidades y abundancia adquiridas con el dolor de la experiencia, nos permite conservarlas y nos hace mejores ciudadanos de un mundo que necesita hombres y mujeres de bien, que procuren la fe y la esperanza como facultades indispensables de la vida...
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