sábado, 8 de septiembre de 2012

LO INEVITABLE DE LA VIDA


Seguramente no abundan las personas que con alegría tengan que encararse con la idea de que algún día habrán de morir, pero en realidad no podemos llamarnos verdaderamente libres mientras continuemos siendo esclavos del temor a la muerte, la ciencia nos informa con gran objetividad acerca de los últimos momentos en la vida de un ser humano, no hay motivo para atormentarnos pensando en espantosos padecimientos que nunca llegaremos a experimentar, la ciencia medica argumenta que la mayoría de los seres humanos mueren sin padecimientos y sin temor, en las ultimas horas de la vida, se hayan casi tan ignorantes de todo como en las primeras... Algunos individuos precisamente cuando gozan de perfecta salud le temen mas a las enfermedades que cuando estan verdaderamente enfermos, la muerte no debe infundirnos temor, es una amiga, la muerte es una aliada, no una enemiga, porque precisamente a la certeza de que la vida tiene un limite, le debemos el que los años sean tan preciosos para nosotros, de hecho vivir para siempre seria poco deseable, porque una existencia sin final, carecería de cumbres y abismos, de lucha y de éxitos, es profundamente cierto que la satisfacción por nuestros esfuerzos y la alegría de la esperanza huirían de nuestro corazón si nos fuera concedido vivir en la tierra eternamente...


Por otra parte, ¿quien se atrevería a negar esa sed que hay en el alma por una vida que trasciende los estrechos limites del presente?, el sentimiento de que el Creador ha dispuesto que la llama que arde en nosotros no se apague para siempre es algo casi universal, ademas la supervivencia del individuo no es la única forma de inmortalidad, tal ves no haya ninguna otra ocasión en la que el hombre manifieste tan bien su nobleza que cuando olvidandose de la propia inmortalidad, dirije sus pensamientos y sus actos a la inmortalidad de la especie humana... Es notable la mejora emocional cuando pensamos en la vida inmortal de la especie, por que así enriquecemos nuestra propia vida; al unirnos en espíritu con los héroes, los sabios y los poetas de todas las razas y de todos los tiempos, somos el eco de los pensamientos mas sublimes, de los ideales mas elevados y de la imperecedera armonía que resuena siglo tras siglo en el alma humana; que mezquina es la vida del hombre o la mujer que viven reducidos a su propia época y que abundante la de aquel que comparte los tesoros del pasado y las promesas del porvenir, la religión y la ciencia de común acuerdo nos enseñan que los obstáculos que se oponen a nuestra tranquilidad emocional no residen fuera, sino dentro de nosotros mismos; si somos capaces de aprender ese arte de amarnos a nosotros mismos en la medida de lo justo, si auxiliados por la espiritualidad ahuyentamos las sombras vanas del temor y nos hacemos capaces de afrontar las penas y de vencerlas, si libres de niñerias aceptamos firmemente nuestras responsabilidades de adultos, si nos reconocemos y nos valoramos por lo que en realidad somos, lograremos la paz del alma y por ende la tranquilidad emocional...

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