Un ser humano puede ser honesto en cierta forma y aún así padecer carencias y privaciones; también un ser humano puede ser deshonesto de cierta manera y aún así adquirir riquezas y poder; pero la conclusión usual de que el primero falla debido a su particular honestidad y disciplina; y que el segundo disfruta la abundancia de lo material gracias a su particular deshonestidad, es resultado de un juicio superficial, que asume que el deshonesto es corrupto casi por completo, y el honesto es casi enteramente virtuoso... A la luz de un profundo conocimiento y mayor experiencia, tal juicio se encontrará incorrecto... El deshonesto ha de tener algunas habilidades admirables que el otro no posee; y el honesto, juicios y actitudes equivocadas que están ausentes en el otro. El hombre o la mujer honestos cosechan los buenos resultados de sus pensamientos, decisiones y actos honestos; también tienen que tolerar los dolores que sus errores producen...
El deshonesto del mismo modo cosecha sus propios sufrimientos y alegrías... Algunos hombres y mujeres vanidosos y materialistas, se complacen al creer que se sufre por causa de la virtud; aun que la realidad es otra... Cuando el ser humano hace un esfuerzo por extirpar cada pensamiento malsano, amargo y deshonesto de su mente y se empeña en eliminar cada culpa y resentimiento de su alma, esta en posición de saber y decir que sus circunstancias son resultado de sus buenas y no de sus malas acciones, y en el camino a la perfección habrá encontrado funcionando en su mente y en su vida, la verdad, el amor y la justicia que no dan bien por mal, ni mal por bien... En posesión de tal conocimiento, se puede observar un pasado repleto de ignorancia y ceguera, se puede admitir que la vida se desarrolla, y siempre se desarrolló, con justicia, y que todas las experiencias pasadas, buenas y malas han sido fruto imparcial del propio ser en proceso de evolución...
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