"Un corazón que no ve, es un corazón que no siente", es un dicho popular que puede ponerse en tela de juicio, especialmente cuando se trata de aquellas cosas que ignoramos acerca de nuestros semejantes y de nosotros mismos, porque para mejorar en cualquier aspecto dentro de nuestras relaciones interpersonales es necesario vivir conscientes de las ventajas y desventajas de nuestro carácter y el de nuestros semejantes, es decir, para enfrentar las interacciones de cada día debemos considerar como nuestra responsabilidad el obtener un amplio conocimiento de las capacidades y debilidades personales, no para trabajar con las debilidades, sino para trabajar con nuestras capacidades y fortalezas, ya que son estas las que pueden proporcionarnos las ventajas que necesitamos para desarrollar nuestra personalidad y así continuar diluyendo nuestras debilidades...
Es necesario centrar nuestro mejoramiento emocional en el desarrollo de capacidades que nos faciliten la obtención de resultados en los diferentes ámbitos de la vida; porque ser tolerantes a la frustración, aprender a callar en los momentos de turbulencia emocional para no herir a nuestros semejantes, reponernos de un fracaso en tiempos cada vez mas cortos, mantener una actitud positiva ante cualquier circunstancia de nuestras vidas, así como ser disciplinados (as), no son habilidades producto de la casualidad, sino de un esfuerzo constante y sostenido de los hombres y mujeres que se conocen a si mismos... Es axiomático desarrollar nuestras habilidades de liderazgo, comunicación efectiva y administración del tiempo, porque estos son los elementos que influyen directamente en nuestros resultados; por lo tanto, minimizar o maximizar los asuntos en nuestras vidas, puede ser un síntoma de ignorancia que se puede corregir con un inventario moral y minucioso de nuestra personalidad, así como llevar a cabo las acciones necesarias para que nuestras capacidades emocionales mejoren cada día...
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