Por razones que desconozco algunos seres humanos están habituados a sentir cierta satisfacción cuando algo genera reacciones emocionales de tristeza, melancolía, preocupación, ira o resentimiento en la propia personalidad, actitudes que alimentan el estrés y disminuyen las capacidades emocionales que mantienen en nosotros el buen animo... Estas actitudes las podemos corroborar por ejemplo: Con la música que en ocasiones escuchamos, las películas o los programas televisivos a los que estamos acostumbrados, así como el extraño deseo de rumiar las preocupaciones una y otra vez en cada oportunidad, con los amigos, la familia o en el trabajo; paradójicamente algunos individuos creen que compartiendo la miseria emocional que les acompaña en todo lugar, lograran sentirse mejor, esto lo hacen infectando con el virus de la negatividad en cualquier ambiente social al que tienen acceso, otras personas van mas allá con la búsqueda del aislamiento depresivo, alegando que lejos de la realidad se sienten mejor...
Así que ya sea consciente, inconscientemente o con la ayuda de alguna substancia adictiva estos comportamientos van contra de nuestra naturaleza humana... En momentos como estos algunas personas actuamos invariablemente como el niño o la niña que silba en la obscuridad, pretendiendo que que nada realmente le abruma... Ha llegado el momento de cambiar nuestra cultura del dolor por algo mas productivo dentro de nuestra personalidad, "El Amor Consciente"... Cuando nos encontramos en la montaña rusa de la confusión emocional por algo que esta ocurriendo en la vida, es imperativo recordar que el crecimiento y la maduración son frecuentemente dolorosos y que todo en esta vida se encuentra en constante movimiento... La evolución de la humanidad nos ha enseñado a los seres humanos por medio de la observación y la experimentación que debemos enfrentar y trascender el cambio del diario acontecer; que por doloroso que sea, acabará guiándonos de la soberbia a la gratificante humildad que genera la tan deseada paz emocional y esto siempre nos infundirá nuevos brios...
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